Coaching para ejecutivos chilenos cmo aumentar la inteligencia emocional en el liderazgo

Coaching para ejecutivos chilenos: cómo aumentar la inteligencia emocional en el liderazgo

Cuando trabajé lea mas sobre coaching ejecutivo para los lideres por primera vez con ejecutivos en Santiago, me di cuenta de que muchas veces se confunde el liderazgo con la autoridad. Pero liderar no es solo tomar decisiones rápidas o imponer metas; es entender lo que pasa debajo de la superficie, con uno mismo y con los demás. Eso fue un punto de inflexión para mí: aprendí que mejorar esa conexión interna cambia la forma en que se enfrentan los desafíos diarios.

Daniel Goleman dijo una vez: "La inteligencia emocional representa cerca del 90% del éxito en el trabajo." Esto resonó mucho porque, más allá de conocimientos técnicos, vi cómo gestionar emociones influyó directamente en cómo un equipo respondía ante situaciones difíciles. En Chile, donde las dinámicas culturales y empresariales tienen matices muy particulares, esta capacidad puede marcar una diferencia real.

En mi experiencia acompañando a líderes chilenos, he notado que el coaching aporta herramientas prácticas para reconocer patrones propios y reacciones automáticas. No se trata de cambiar quién eres, sino de potenciar tu presencia y comprensión frente a quienes dependen de tus decisiones. Esa sutil transformación impacta no solo resultados sino también climas laborales y relaciones internas.

Técnicas prácticas de coaching para desarrollar autoconciencia emocional en líderes

Recuerdo una sesión con un ejecutivo que, a simple vista, parecía tener todo bajo control. Pero al indagar un poco más, noté que se desconectaba de sus propias emociones justo cuando la presión aumentaba. Le propuse un ejercicio sencillo: registrar durante tres días cómo se sentía antes y después de reuniones clave. La sorpresa llegó cuando, al revisar juntos su bitácora, reconoció patrones que nunca había notado.

Esta práctica de “registro emocional” es poderosa porque ayuda a crear un espacio donde el líder puede observar sus respuestas sin juicios. Daniel Goleman dijo: "La autoconciencia es la base del liderazgo emocionalmente inteligente". Sin esa base, cualquier intento de gestionar equipos queda incompleto.

Otra técnica que uso es la pausa consciente: detenerse brevemente para identificar qué emoción está presente en ese momento. En plena reunión o conflicto, este breve instante sirve para no reaccionar por impulso. Lo he visto transformar conversaciones tensas en diálogos constructivos.

Finalmente, recomiendo preguntar con sinceridad a colegas cercanos sobre cómo perciben nuestra manera de comunicar emociones. A veces estamos ciegos ante nuestras señales no verbales y obtener esa retroalimentación real puede abrir puertas inesperadas hacia la comprensión propia.

Herramientas específicas para mejorar la gestión del estrés y la empatía en equipos ejecutivos

En un coaching que facilité hace un par de años a un grupo de gerentes en Santiago, me di cuenta rápido de que no bastaba con hablar sobre conceptos o técnicas abstractas. La clave estaba en activar herramientas concretas que permitieran manejar la presión diaria sin perder el contacto humano dentro del equipo.

Una práctica que funcionó muy bien fue introducir sesiones breves de “pausas conscientes” durante las reuniones más intensas. No son meditaciones largas ni nada complicado: simplemente invitaba a respirar profundo, observar lo que cada uno sentía y dejar salir tensiones acumuladas. Esto no solo calmaba el ambiente, sino que ayudaba a detectar emociones subyacentes antes de tomar decisiones. Daniel Goleman dijo una vez: “La inteligencia emocional empieza cuando podemos detenernos y ser conscientes de nosotros mismos”. Esa pausa da ese espacio necesario para no actuar por impulso ni estrés.

Otro recurso útil fue el ejercicio de “escucha activa empática” en parejas rotativas, donde los ejecutivos tenían que repetir con sus propias palabras lo que entendían del mensaje del otro, validando emociones sin juzgar ni interrumpir. Esto destapó barreras invisibles entre colegas y generó confianza auténtica. Como Brené Brown señala: “La empatía es conectar con las emociones de otra persona –no con nuestra respuesta”– y ese detalle cambia todo.

También incorporé dinámicas creativas como el mapeo colectivo de fuentes internas y externas de tensión, usando post-its para identificar qué elementos generan estrés y cuáles pueden controlarse juntos desde el equipo. A partir de ahí se diseñaron pequeñas acciones colaborativas para disminuir esas presiones puntuales, empujando a los líderes a reconocer límites propios y respetar los ajenos.

Estos métodos simples pero intencionados transformaron el modo en que los ejecutivos vivían su día a día profesional: menos reactividad, más comprensión mutua; menos carga invisible, más conciencia compartida. Herramientas accesibles al alcance de cualquier líder dispuesto a detenerse y escuchar verdaderamente.

Estrategias aplicadas para integrar la inteligencia emocional en la toma de decisiones empresariales

Una vez trabajé con un equipo directivo donde las decisiones rápidas solían generar tensiones y desacuerdos. Les propuse una estrategia sencilla: antes de emitir juicios, cada uno debía identificar qué emoción predominaba en ese momento y cómo podía afectar su percepción. No es sólo entender el dato duro, sino reconocer si la frustración o el entusiasmo están influyendo más que los hechos.

Daniel Goleman dijo que "la inteligencia emocional comienza con conocerse a sí mismo", pero también implica detectar esas corrientes emocionales dentro del grupo. Implementamos sesiones breves al inicio de reuniones clave para expresar sensaciones individuales sobre el tema a tratar, lo que liberó mucho espacio para discusiones objetivas sin cargar conflictos personales debajo.

Otra táctica fue diseñar escenarios donde se invitaba a los ejecutivos a proyectar consecuencias no solo financieras sino humanas de sus elecciones. Este ejercicio ayuda a evitar decisiones frías basadas únicamente en cifras y fomenta la consideración del impacto en colaboradores y clientes. La reflexión colectiva amplía perspectivas y reduce sesgos emocionales ocultos.

Carlos Salas comenta: "Las emociones son parte del sistema de información más potente que tenemos". Usarlas conscientemente al tomar decisiones complejas otorga claridad y precisión para elegir opciones coherentes con valores profundos, no impulsos momentáneos ni presiones externas.

Al final, integrar estos pasos dentro de rutinas habituales generó un ambiente menos reactivo y más deliberado; además, fortaleció vínculos internos porque cada persona sentía respeto por sus estados emocionales reflejados en la conversación decisoria. Eso cambió radicalmente cómo se resolvían situaciones difíciles, siempre partiendo desde un lugar más humano y conectado.